Grácias por nada.

Antoinette apartó con la pluma aquel humeante pedacito de seso que, fruto de la agonía que le producían las vísceras aún palpitantes de Humbert, no le dejaba recoger el sobre. Corrió las cortinas y encendió una pequeña luz en la mesita colindante al sofá del angosto salón. Se sentó y respiró profundamente, el pulso le temblaba como si tubiese vida propia, respiró profundamente, contó hasta 10, cerró los ojos y se encendió un pitillo; todo era poco para calmar sus nervios. Volvió aquel sobre amarillento en pos de corroborar sus dudas, estaba claro: "Para Antoinette". Un escalofrío le recorrió el espinazo, baticinio de un mal presentimiento, supuso. Reunió unas pocas fuerzas y abrió el sobre.

Querida Antoinette.

Deseo que leas esto tan pronto como sea posible. No quiero que mi odio se esparza o difumine más de la cuenta, es todo para ti. Acepta mi pequeño regalo de despedida mon amour.

Hace tiempo que vivo sin vivir, que siento frío en cada sensación que atrapo, ya tan siquiera me atraen las miradas tristes. Has conseguido apagar toda la llama que me mantenía vivo. Tus idas y venidas han sido poco más que certeras puñaladas ejecutadas con precisión excelsa. Cada vez que uno de tus puyazos me alcanzaba, la coraza de mi alma se ablandaba un poco. Y, poco a poco, se me ha ido escapando la vida de las manos. Casi sin darme cuenta. Inconsciente sí, doloroso, también.

Eres puro ácido, corroes todas las vidas en las que buscas cobijo. Parate a pensarlo un momento, ¿Alguna vez has querido de verdad? Siempre rehusaste responder esa pregunta, nunca tubiste valor para responderla. Pensabas que tu enfado hacia mi como respuesta, sería suficiente, y que yo me sentiría respondido y aludido por tú "amor". Has sido siempre tan graciosa, que a veces reía cuando tenía ganas de llorar. Pero no eludamos esta instancia, respira profundamente y recuerda cuanta gente te ha querido y a cuanta gente has herido. Uno, dos, tres, cuatro... Y la lista continua, ¿Verdad? Y todos muy amigos tuyos, que curioso. Eres pérfida y malvada, probablemente no sientas ni remordimientos ahora mismo. Eso me alegra.

Mi único deseo ahora mismo es que caiga sobre tu conciencia todo el peso de mi muerte, que se te quede grabada. Mi sacrificio te servirá de escarmiento. Tendrás siempre en mente la imagen de un mosaico de puro odio hecho apartir de mis sesos en la pared de tú apartamento. Me siento feliz, no tengo miedo, ni temblores, ni dudas. La pistola se hace más agrable conforme paso los minutos aquí sentado, en tú casa, en mi tumba.

Siempre tuyo, Humbert.

PD: Empiezo a tener algo de hambre, haz el favor de volver pronto a casa.
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Reina.




(...)

Pero tu eres la reina.

Cuando vas por las calles nadie te reconoce.

Nadie ve tu corona de cristal,
nadie mira la alfombra de oro rojo

que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

(...)

Extraido de "La Reina" por Pablo Neruda
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Avec toi.



No queremos creerlo ni queremos verlo, pero para cuando te has dado cuenta, ya es demasiado tarde. Te ha cambiado de arriba abajo, de izquierda a derecha, de dentro a fuera. El cambio es de por vida, no lo dudes. Y eso pasa siempre que es la primera vez. Cambias de piel como una serpiente. No vuelves a ser el mismo. Me gustan las serpientes, pero odio ser preso de un sentimiento ofideo. Hay que tocar fondo para que el cambio sea auténtico. Yo sigo cayendo lenta y odiosamente. ¿Y tú? ¿Has tocado fondo?
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City of desilusion.





Stay away from me.



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La Potestad rendida.

Caminaba cabizbajo y dolido por aquella angosta avenida. Angosta por el ingente tumulto de viandantes en busca de su propia estrella, en busca de un trocito de aquella infecta ciudad. Apenas podía inhalar aire, apenas podía abrir los ojos y tan apenas podía mantener la verticalidad. El LSD empezaba a hacer su fatal efecto en combinación con una mente destrozada y un corazón roto. El zombi se movía abriéndose paso entra la multitud a base de futiles empujones, apenas tenia fuerza para soportar el peso de la pistola que llevaba en la mano y, por supuesto, tampoco para mover aquel gentío. La gente no parecía soprenderse de aquella sombra empapada en sudor y sangre, sangre roja, caliente y brillante; sudor pegajoso, reciente y ajeno.

Walter es un ser pacífico, una de esas personas bondadosas y sinceras, de las que nunca esperarías una mínima traición. Siempre habla lenta y suavemente, haciendo gala de un bagaje cultural e intelectual desorbitado. Y, además, le rodea un halo de inocencia y pulcritud que no pasa desapercibido. Luce siempre una cuidada barba de pocos días y una piel tersa y libre de arrugas, pese a su edad. Tiene poco más de 45 años, se conserva joven y apuesto, realmente solo vive con este propósito; ser el más apuesto. El chico de oro, la manzana del pecado, el cuerpo del delito; en resumen, un objeto de deseo para toda mujer. Es alto, altísimo, roza los dos metros de altura. Tiene un cuerpo desgastado por el tiempo, pero no exento de belleza. Viste con el atrativo del boxeador, un cuerpo grande y fibroso, con grandes brazos y una espalda titánica. Aunque lo más destacable es su rostro. Sus ojos, sin duda sus ojos son un arma letal, tan fríos como cálidos, tan verdugo como víctima; ahí reside su atractivo, en la frialdad de sus emociones. De facciones duras, afiladas y moldeables.

Poco a poco, paso a paso, se acerca a su meta. Con un poco de suerte, nadie repararía en el y llegaría a casa de Constantin antes de que la policía supiera nada de lo acontecido. Daba gracias a Cthulhu por ello.

(...)

- Sí, ¿Quién es? -
- Soy yo, Walter, tú advenedizo aprendiz. -
- Oh, pasa por favor. Pasa. -

(...)

- Por el amor de Eru, ¿qué cojones ha pasado? -

Walter languidecía derrotado en el sillón de la sala principal de aquel enorme loft.

-¿Hola? ¿Walter? ¿Hay alguien dentro de esa puta carcasa?-

El silencio lo envolvió todo.

- Hijo de puta, aquí no eh. Aquí no te mueras, por tú padre aquí no te mueras. O te juro que te echo a los cerdos. Los tengo un mes sin comer, ya sabes que significa eso ¿No Walter? ¿NO? -

Walter seguía sin mover un músculo.

- Espero que me estés oyendo Walter. Lo espero por tú propio bien. Tienes 24 horas para despertarte y darme una explicación convincente de todo esto o juro por mis putos muertos que seras pasto de los marranos. ¿Entendido Walter? -

Por supuesto, Walter lo oía todo. Pero el LSD y el cansancio no le dejaban reaccionar, la adrenalina que antes golpeaba sus terminaciones capilares ahora había desaparecido y solo quedaba un cumulo de músculos entumecidos y un cerebro drogado. El tiempo corría. Corría totalmente en su contra, Constantin, la policía o aquella sombra que llevaba tiempo haciéndole la vida imposible; cualquiera de los tres acabaría con él si el tiempo no le daba un pequeño respiro.



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La Morgue.

- Menuda mierda, siempre que nos reunimos en esta circunstancias. ¿Te parece normal? A mi me parece hilarante e irónico. - Dijo Él suave y pausadamente, casi surrante.

>>Era una de sus multiples manías. Cuando tenia algo importante que escupir, solía hacerlo entre dientes, casi rezando. Quizá tenia miedo a que sus propios pensamientos pudieran dejarlo en ridiculo o incluso marcarlo como al mismísimo Caín. Quizá tan solo era miedo a no encajar. O, quizá, a no decir lo correcto y perder lo que aprecia. No, eso sin duda no. Estaba acostumbrado a perder siempre lo único que realmente aprecia. Paradojico, ¿Verdad?

>> ¿Os habeis fijado que todo lo importante en esta vida lleva implicito un Quizá? Él lo sabía y le resultaba cínico y agobiante. Patético, ¿verdad?; era un despojo de ser humano, no más que una carcasa vaciada. Como si un mosquito de metro sesenta le hubiera chupado sangre, corazón y alma. Curioso personaje sin duda. Pero dejemos a este patético reducto de homo sapines aparte y prosigamos.

- Si que es un poco triste... Somos poco más que nigromántes visto así, solo nos reunimos alrededor de un cadaver. Penoso. - Suspiró Abél poco convencido de que su chiste encajara.

- Menudo capullo estas hecho tío... - Rió Él incontroladamente.

>> Esto no agradó mucho al resto del púlpito. Y mucho menos al monaguillo que llevaba el cepillo entre los bancos de aquella pequeña iglesia.

- Eh, estoy harto de que aquel meapilas taciturno intente convencerme, en el propio entierro de mi amigo, de que tenemos que tener Fe y ser católicos. Y encima, esos hijos de puta, porque no son otra cosa Abél, no. ¡Están pasando el cepillo! Menuda tela... - Recriminó ante la dura mirada de aquel monaguillo.

>>Bueno igual no era tan "illo", me explico. Tendría almenos 50 años, 3 hipotecas, una exmujer, una nueva esposa, 3 hijos legítimos, otro del butanero y, encima, disfrazado de aquella guisa. No pudo si no reirse de aquel espantapájaros.

- Mejor salgamos. - Apuntilló finalmente Abél.

(...)

>>Más tarde, en casa, cogió aquella carta que escribió hace tanto tiempo. No era una carta "sin más", era La Carta. Humbert Humbert en persona le había hecho prometer que no la entregaría nunca. Él sin duda, aceptó. Estaba claro, no iba a entregarla a su destino, no; nunca. Sus miseros sentimientos no iban a cambiar nada. N.A.D.A. Estaban vacíos, como Él. Tenía pensado tatuarselo en el pectoral izquierdo, justo debajo del pezón. Entre la peca que le decoraba la aréola y su descomunal corazón. Irónico corazón puntualizaria Él. Tenía el corazón tan grande que sus pulsaciones pululaban en unas agradables 56 cada minuto. Un corazón tranquilo, placentero para el oido. De latidos fuertes, muy fuertes. Ella solia soprenderse cuando veia su cuello hincharse y desincharse a cada latido y solia soñar con la cadéncia de aquel músculo.

>> Preparó el nicho con sumo cuidado, no podía ser un nicho cualquiera. Estaba a punto de guardar bajo llave sus sentimientos. El nicho debía ser austero y gris. Nada de decoraciones, una puta cárcel. Si, eso quería. Encarcelarlos. Dejarlos aletargados y en espera. A la espera de la ama de llaves o, en su defecto, la pirómana que decida hacerlos desaparecer. Recordó por última vez aquellos ojos y aquellos senos. Y, sin más ceremonia que una pesada lágrima, lanzó la carta al nicho.

-Dos entierros en un mismo día, el fantasma de un tercero y un cuarto y el recuerdo de un quinto y un sexto. Maravilloso día. Y todavía no es ni viernes. -
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Hysteria.

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Stockholm Syndrome.

- Es curioso como puedes llegar a querer algo que te haga daño. Estas encerrado, no, ensimismado; en las virtudes que crees que el objeto en cuestión tiene. No eres capaz de abrir los ojos más allá de las sombras que reflejan las antorchas. Aunque no siempre es un reflejo inconsciente de nuestra psique, quiero decir, que la mayoría de veces nos estigmatizamos aposta. Hemos otorgado a dicho objeto atributos cuasi divinos, y nos negamos en rotundo a creer que ya no necesitamos jugar con el. -

- Tío, necesitas que te de un poco más el sol. Mírate, estas pálido y ojeroso. -

- ¿Y a ti que más te da? Es mi vida, puedo quemarla como me venga en gana. -

- Eso nadie te lo niega tío. -

- ¿Entonces? -

- Entonces pásate ese petardo. Ya puestos... -

- No, este pienso hacérmelo a cara perro. -

- Tío, eres asmático, ¿recuerdas? -

- Me da igual, lo voy a finiquitar y nunca más volveré a oler uno. -

- Estas enfermo... -

- Lo sé, pero solo necesito quemar el idolatrado simbolo que me ata a la quimérica cordura de mi existencia, para ser libre de cadenas y rieles. -

- ¿De qué narices me hablas ahora? Tío, hablas mazo chungo... -
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Love American.



Keep Loving. Keep Breathing. Keep Living.




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La vie en Rose.







- Funciones vectoriales... V1 por V2 es igual, es igual al producto de sus dos módulos, multiplicado por el coseno del ángulo que forman sus dos cuerpos... -

-Te veo muy puesto en funciones vectoriales... Dime si me equivoco. Tú vector está definido por un origen, pero sobretodo por una hinchazón orientada en un espacio vectorial... -

- Ciertos espacios vectoriales son más atractivos que otros... -

- ¿Crees que podrías profundizar en la teoría conmigo? -

- ¡Podría ser exponencial! -

- ¿Sueles repasar tú sólo? -

- Ajá... -

- Puedes quedarte ciego o sordo... -

Atrévete a quererme.
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2 dias.

Marion: Hola.
Jack: No te conozco.
M: ¿De qué hablas? ¿Estas borracho?
J: Estaba sentado en un burger, ¿vale? Haciendo manitas con un ángel antes de que prendiera fuego al local.
M: Un ángel.
J: No. No era gay. Era un ángel del cielo o un vegetariano esquizofrenico quizá. Odiaba la comida rápida. El caso es que me di cuenta de una cosa básica. Una cosa BÁSICA. No te conozco.
M: ¿No me conoces?
J: No.


Resumiré las cuatro horas de discusión que siguieron. No es fácil mantener una relación y mucho menos conocer verdaramente a la otra persona, y aceptarla tal como es con sus defectos y su pasado. Jack me confeso su temor a ser rechazado si lo conocía de verdad, si se mostraba totalmente desnudo. Jack había comprendido, después de estar dos años conmigo, que no me conocía en absoluto; ni yo a él. Y que para amarnos verdaderamente, teníamos que conocer la verdad el uno del otro, aunque a veces sea dificil de asumir. De modo que le dije la verdad, que nunca le había sido infiel. También le dije que habia visto a Mathieu aquella tarde. No se enfadó conmigo, porque no había pasado nada, claro. Le confesé a Jack que para mi lo más difícil es dedicir estar defnitivamente con alguien. La idea de que es el hombre que con el que voy a pasar el resto de mi vida, decidir que voy a hacer el esfuerzo de seguir, de solucionar las cosas y de no huir en cuanto surge un problema; me resulta muy difícil. Le dije que no podía estar con un hombre el resto de mi vida. Era mentira, pero lo dije de todas formas. Me preguntó que si era una ardilla que pensaba que los hombres eran frutos secos que se almacenan para el frió invierno. Me pareció muy divertido. Luego me dijo una cosa que me ofendió, el tono cambió drásticamente. Pero lo había entendido mal. Pensé que quería decir que ya no me quería y que quería cortar conmigo. Siempre me ha fascinado como las personas pueden pasar amarse locamente a no sentir absolutamente nada. Nada... Es muy doloroso. Cuando presiento que alguien me va a dejar, tiendo a romper la relación antes que tener que pasar por eso. Aqui esta, una más una menos. Otra historia de amor desperdiciada. A él lo quería de verdad. Cuando pienso que ha terminado, que nunca volveré a verlo... Bueno, nos encontraremos casualmente y conoceremos al nuevo novio o novia del otro y nos comportaremos como si nunca hubiesemos estado juntos. Luego, poco a poco, pensaremos menos en el otro hasta que lo olvidemos completamente. Casi... Siempre es igual. Cortar, deprimirme, beber, tontear, conocer un tío tras otro y follar para olvidar al verdadero amor de mi vida. Luego, después de unos meses de vacío total, volver a buscar el verdareo amor, buscar desesperadamente por todas partes. Y al cabo de dos años de soledad, conocer a un nuevo amor y jurar que será el definitivo hasta que también vuelva a perderlo.

Llega un momento en la vida, en el que no podemos recuperarnos de otra ruptura. Aunque esa persona nos fastidie el 60% del tiempo, no podemos vivir sin ella. Aunque se despierte todos los días estornudándonos en la cara. Bueno... Nos gustan más sus estornudos, que los besos de cualquier otra persona.
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De ninfula a mujer.



Cumples un año más, das otro paso en tu vida y sigues la senda que forja tu destino. No podría describir de ninguna de las maneras, el remolino de emociones que he vivido contigo. No cambies nunca.


Este año sí :)
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La maleta.

Una locura de menos de dos dias
con regusto a libertad.



En la maleta me llevo todo, menos el corazón.
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De Luna, Dante, Humbert y mi maldita cabeza.





Es difícil no decirte todos los días te quiero, es como pegarle puñetazos a una pared. Es irónico en cierta manera, quiero decir, a puñetazos podría tumbar una pared si me lo propusiera, sangrarían mis nudillos, me partiría las falanges y el alma si fuese necesario. Pero en silencio no puedo volver a tu regazo, por mucho que sangre mi alma y me parta los nudillos de escribirlo en trozos de papel amarillento y envejecido. Ese regazo que templa mis nervios, ese tan suave y aterciopelado, objeto de deseo, anhelado ardid de pasión incontrolada; está tan lejano como vivo en mi memoria. Esa memoria que tan poco te gusta, que nunca recuerda nada, que siempre olvida todo lo que hablamos, todas las reglas, todo lo necesario. Leo a Luna y me estremezco de envidia al pensar en el Sr. Berlín. Saber que alguien tan especial te quiere y no tiene miedo a chillarlo una y mil veces tiene que ser necesario, al menos, vivirlo una vez en la vida. Luego releo al degenerado de Nabokov y todavía me siento peor. Quizá solo hayas sido una ninfula perdida, que encontró su Humbert pasajero. Siento que te conozco de toda la vida, que, aunque no lo sientas, necesito saber de ti todos los días. Miro desesperanzado el reloj rogándole que avance raudo, que anochezca, que me lleve rápido al final del día y al reparador regazo de Morfeo. De la nada salen unos versos que reconozco al instante y me devuelven irremediablemente a los infiernos, con Dante, que parece que ultimamente me ha cojido cariño. "Parado frente al Mar, mientras el mundo gira..." rezan antes de que muera de recelo. Quizá sea el Karma, es más que seguro que me merezca esto. Y me lo he buscado, yo solito he sido peor que Gray. He clamado a Mefistofeles y he perdido, yo solo, como siempre. Aunque ya lo único que me asusta, es el olvido. Que te olvides de mi, de que existo, de que me quieres; sí, me quieres. En algún rinconcito de tus pequeños pulmones, tienes un recoveco alveolar reservado, para que sucinto vuelva a causarte un poco de sufrimiento. De ese agónico y placentero, que acelera tu respiración y humedece tus pupilas. Pienso, luego existo. Y una mierda, estoy perdido entre dos mundos. La realidad y el sueño, no se como escapar, me siento perdido y ya no tengo esos labios que marcaban brillantes y deseoso el camino de salida. Esas manos temblorosas, que agarraban mi pelo y dispuesto rostro. Que con un leve gesto suyo, sabia como tenia que hacerlo, como debía seguir, si te gustaba, si no. Echo de menos tú olor en mi cama.



Encuéntrame.
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Lluvia de sueños
( o cinco minutitos más).



Fotgrafía: Quim - Retratos.




Me gusta la lluvia, por encima de los días soleados. Me gusta la tristeza y la melancolía que transmite, ese revoltijo de emociones es algo único. No me siento solo cuando llueve. Creo que cuando llueve, no lloro solo. Me gusta esa sensación de sosiego que produce el olor a tierra húmeda, es casi como el olor a lágrima fresca. Esta sensación solo la supera el echo de arrancarle 5 minutos al despertador, simplemente lo apagas y te enfundas en un pequeño sueño del que eres 100% consciente y que, por norma general, es más real que la vida misma. Puedes ser quien quieras, puedes hacer lo que quieras, puedes sentir de una maldita vez lo que de verdad buscas y/o necesitas. A veces me sorprendo con el corazón a en un nudo y luchando por salir de esos sueños, no son 5 minutos, a veces pasan incluso horas. Tampoco es real, lo sé, pero creo que un día dejare de luchar por despertar y me quedare, seré feliz. La lluvia también es símbolo de renovación, todo parece más verde después de un buen chaparrón, todo parece más agradable, más vulnerable, mucho más tierno. Del mismo modo, pasa en la vida real, cuando sacas a lagrimazos todo el poso que tienes, luego te sientes nuevo y renovado, pero débil y falto de "eso". Sin embargo esto no pasa en los sueños, no plenamente, vamos. Quiero creer que como no es real, que esa emoción no existe sino en mi mente, y solo durante lo que dura ese sueño. ¿No? Lo real y lo onírico están divididos por una finísima linea, esa linea es la misma cordura en estado puro. Y por lo que parece, mi cordura se fue de vacaciones.


Mañana no pienso levantarme para ir a clase.
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Luna.


Imágen extraida de "Vermillion Pt.1", Slipknot.


f) Animalita inexpresiva, pero enamorada.

Me preocupa no tener tiempo. Me preocupa lo que va a pasar mañana. Me preocupa irme. Me preocupa que se vaya. Me preocupa decir algo malo. Me preocupa que diga algo malo. Me preocupa no entenderle. Me preocupa que no me entienda. Me preocupa no hablar. Me preocupa que no hable. Me preocupa que se canse. Me preocupa cansarme. Me preocupan muchas cosas. Me preocupa que el árbol de mi ventana aún no esté tan amarillo como ese que me ha enseñado Peio, esta tarde, durante el paseo de Caleruega. Me preocupa que mi profesora no se ponga sujetador. Me preocupan muchas cosas. Muchas antes que nosotros porque nosotros nosotros no me preocupa nosotros nosotros todo va bien, sí, así es, todo va bien y eso me preocupa.


Extraido de "Tengo un coño pegado a la cara" por Luna Miguel
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Am I Ulysses?



Como un héroe que vuelve a casa
como una sensación que se ha de perder
como el roce de tu piel aterciopelada
como cuando no queda nada que ofrecer









You'r never never never
never never
never
going home

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El domingo.


Foto de Beawiharta.





Unos canelones ultracongelados fríos, unos langostinos de más allá del Mediterraneo, un finísimo mantel obra de los más refinados artesanos chinos del "todo a cien" de la esquina, unas copas llenas de cal, unos cacahuetes rancios y una fachada sepulcral de sentimientos. En la televisión muertos y más muertos, sazonados con pequeñas dosis de humor y telebasura. Café rancio y pastas de terceras marcas, todo bien mezclado con la compañía de familiares; inaguantable. Un capitulo de "Perdidos" y una película de serie B repleta de pixels. Muchos recuerdos. Conversiones telemáticas varias, la mayoria vacías. ¿Y tú?, en paradero desconocido, como siempre. Ida y vuelta, vuelta e ida.








Que asco de domingos.
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Wonderwall.




I don't believe that anybody feels the way I do about you now.
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La suerte.

Aquel que dijo más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuantas cosas escapan a nuestro control. En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red, y, durante una fracción de segundo, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás.





Con un poco de suerte se irá hacia delante, y ganas; o no lo hace, y pierdes.





Enmarañado en una red
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Tu cuerpo.



(...)

Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
como el jardinero los nombres de las plantas,
como el alfarero la arcilla que moldea,
como su antiguo oficio el artesano
y los siete mares el viejo marinero.
Lo conozco por dentro y por fuera,
de norte a sur, me lo sé de memoria,
sendero por sendero, colina por colina,
bosque por bosque, monte por monte,
como una lección de geografía;
lo conozco como el poema que más me gusta,
me lo se de memoria.
Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.




Foto de chicoBialas.







El pecho tapizado en seda
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Un mundo feliz.


Niño en un supermercado saqueado en El pedregal, Honduras.


Foto de Oswaldo Rivas.






   -Sólo para darles una idea general- les explicaba.

   Porque, desde luego, alguna especie de idea general debía tener si habían de llevar a cabo su tarea inteligentemente; pero no demasiado grande si habían de ser buenos y felices miembros de la sociedad, a ser posible. Porque los detalles, como todos sabemos, conducen a la virtud y la felicidad, en tanto que las generalidades son intelectualmente males necesarios. No son los filósofos sino los que se dedican a la marquetería y los coleccionistas de sellos los que constituyen la columna vertebral de la sociedad.





¿Hasta cuando fingirás ser feliz?

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Todo o nada.



Aquí empieza una aventura acabada
un sueño tiempo ha deshecho
un corazón expuesto
y una vida ya
torcida



Es todo o nada.

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