City of desilusion.





Stay away from me.



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La Potestad rendida.

Caminaba cabizbajo y dolido por aquella angosta avenida. Angosta por el ingente tumulto de viandantes en busca de su propia estrella, en busca de un trocito de aquella infecta ciudad. Apenas podía inhalar aire, apenas podía abrir los ojos y tan apenas podía mantener la verticalidad. El LSD empezaba a hacer su fatal efecto en combinación con una mente destrozada y un corazón roto. El zombi se movía abriéndose paso entra la multitud a base de futiles empujones, apenas tenia fuerza para soportar el peso de la pistola que llevaba en la mano y, por supuesto, tampoco para mover aquel gentío. La gente no parecía soprenderse de aquella sombra empapada en sudor y sangre, sangre roja, caliente y brillante; sudor pegajoso, reciente y ajeno.

Walter es un ser pacífico, una de esas personas bondadosas y sinceras, de las que nunca esperarías una mínima traición. Siempre habla lenta y suavemente, haciendo gala de un bagaje cultural e intelectual desorbitado. Y, además, le rodea un halo de inocencia y pulcritud que no pasa desapercibido. Luce siempre una cuidada barba de pocos días y una piel tersa y libre de arrugas, pese a su edad. Tiene poco más de 45 años, se conserva joven y apuesto, realmente solo vive con este propósito; ser el más apuesto. El chico de oro, la manzana del pecado, el cuerpo del delito; en resumen, un objeto de deseo para toda mujer. Es alto, altísimo, roza los dos metros de altura. Tiene un cuerpo desgastado por el tiempo, pero no exento de belleza. Viste con el atrativo del boxeador, un cuerpo grande y fibroso, con grandes brazos y una espalda titánica. Aunque lo más destacable es su rostro. Sus ojos, sin duda sus ojos son un arma letal, tan fríos como cálidos, tan verdugo como víctima; ahí reside su atractivo, en la frialdad de sus emociones. De facciones duras, afiladas y moldeables.

Poco a poco, paso a paso, se acerca a su meta. Con un poco de suerte, nadie repararía en el y llegaría a casa de Constantin antes de que la policía supiera nada de lo acontecido. Daba gracias a Cthulhu por ello.

(...)

- Sí, ¿Quién es? -
- Soy yo, Walter, tú advenedizo aprendiz. -
- Oh, pasa por favor. Pasa. -

(...)

- Por el amor de Eru, ¿qué cojones ha pasado? -

Walter languidecía derrotado en el sillón de la sala principal de aquel enorme loft.

-¿Hola? ¿Walter? ¿Hay alguien dentro de esa puta carcasa?-

El silencio lo envolvió todo.

- Hijo de puta, aquí no eh. Aquí no te mueras, por tú padre aquí no te mueras. O te juro que te echo a los cerdos. Los tengo un mes sin comer, ya sabes que significa eso ¿No Walter? ¿NO? -

Walter seguía sin mover un músculo.

- Espero que me estés oyendo Walter. Lo espero por tú propio bien. Tienes 24 horas para despertarte y darme una explicación convincente de todo esto o juro por mis putos muertos que seras pasto de los marranos. ¿Entendido Walter? -

Por supuesto, Walter lo oía todo. Pero el LSD y el cansancio no le dejaban reaccionar, la adrenalina que antes golpeaba sus terminaciones capilares ahora había desaparecido y solo quedaba un cumulo de músculos entumecidos y un cerebro drogado. El tiempo corría. Corría totalmente en su contra, Constantin, la policía o aquella sombra que llevaba tiempo haciéndole la vida imposible; cualquiera de los tres acabaría con él si el tiempo no le daba un pequeño respiro.



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La Morgue.

- Menuda mierda, siempre que nos reunimos en esta circunstancias. ¿Te parece normal? A mi me parece hilarante e irónico. - Dijo Él suave y pausadamente, casi surrante.

>>Era una de sus multiples manías. Cuando tenia algo importante que escupir, solía hacerlo entre dientes, casi rezando. Quizá tenia miedo a que sus propios pensamientos pudieran dejarlo en ridiculo o incluso marcarlo como al mismísimo Caín. Quizá tan solo era miedo a no encajar. O, quizá, a no decir lo correcto y perder lo que aprecia. No, eso sin duda no. Estaba acostumbrado a perder siempre lo único que realmente aprecia. Paradojico, ¿Verdad?

>> ¿Os habeis fijado que todo lo importante en esta vida lleva implicito un Quizá? Él lo sabía y le resultaba cínico y agobiante. Patético, ¿verdad?; era un despojo de ser humano, no más que una carcasa vaciada. Como si un mosquito de metro sesenta le hubiera chupado sangre, corazón y alma. Curioso personaje sin duda. Pero dejemos a este patético reducto de homo sapines aparte y prosigamos.

- Si que es un poco triste... Somos poco más que nigromántes visto así, solo nos reunimos alrededor de un cadaver. Penoso. - Suspiró Abél poco convencido de que su chiste encajara.

- Menudo capullo estas hecho tío... - Rió Él incontroladamente.

>> Esto no agradó mucho al resto del púlpito. Y mucho menos al monaguillo que llevaba el cepillo entre los bancos de aquella pequeña iglesia.

- Eh, estoy harto de que aquel meapilas taciturno intente convencerme, en el propio entierro de mi amigo, de que tenemos que tener Fe y ser católicos. Y encima, esos hijos de puta, porque no son otra cosa Abél, no. ¡Están pasando el cepillo! Menuda tela... - Recriminó ante la dura mirada de aquel monaguillo.

>>Bueno igual no era tan "illo", me explico. Tendría almenos 50 años, 3 hipotecas, una exmujer, una nueva esposa, 3 hijos legítimos, otro del butanero y, encima, disfrazado de aquella guisa. No pudo si no reirse de aquel espantapájaros.

- Mejor salgamos. - Apuntilló finalmente Abél.

(...)

>>Más tarde, en casa, cogió aquella carta que escribió hace tanto tiempo. No era una carta "sin más", era La Carta. Humbert Humbert en persona le había hecho prometer que no la entregaría nunca. Él sin duda, aceptó. Estaba claro, no iba a entregarla a su destino, no; nunca. Sus miseros sentimientos no iban a cambiar nada. N.A.D.A. Estaban vacíos, como Él. Tenía pensado tatuarselo en el pectoral izquierdo, justo debajo del pezón. Entre la peca que le decoraba la aréola y su descomunal corazón. Irónico corazón puntualizaria Él. Tenía el corazón tan grande que sus pulsaciones pululaban en unas agradables 56 cada minuto. Un corazón tranquilo, placentero para el oido. De latidos fuertes, muy fuertes. Ella solia soprenderse cuando veia su cuello hincharse y desincharse a cada latido y solia soñar con la cadéncia de aquel músculo.

>> Preparó el nicho con sumo cuidado, no podía ser un nicho cualquiera. Estaba a punto de guardar bajo llave sus sentimientos. El nicho debía ser austero y gris. Nada de decoraciones, una puta cárcel. Si, eso quería. Encarcelarlos. Dejarlos aletargados y en espera. A la espera de la ama de llaves o, en su defecto, la pirómana que decida hacerlos desaparecer. Recordó por última vez aquellos ojos y aquellos senos. Y, sin más ceremonia que una pesada lágrima, lanzó la carta al nicho.

-Dos entierros en un mismo día, el fantasma de un tercero y un cuarto y el recuerdo de un quinto y un sexto. Maravilloso día. Y todavía no es ni viernes. -
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Hysteria.

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Stockholm Syndrome.

- Es curioso como puedes llegar a querer algo que te haga daño. Estas encerrado, no, ensimismado; en las virtudes que crees que el objeto en cuestión tiene. No eres capaz de abrir los ojos más allá de las sombras que reflejan las antorchas. Aunque no siempre es un reflejo inconsciente de nuestra psique, quiero decir, que la mayoría de veces nos estigmatizamos aposta. Hemos otorgado a dicho objeto atributos cuasi divinos, y nos negamos en rotundo a creer que ya no necesitamos jugar con el. -

- Tío, necesitas que te de un poco más el sol. Mírate, estas pálido y ojeroso. -

- ¿Y a ti que más te da? Es mi vida, puedo quemarla como me venga en gana. -

- Eso nadie te lo niega tío. -

- ¿Entonces? -

- Entonces pásate ese petardo. Ya puestos... -

- No, este pienso hacérmelo a cara perro. -

- Tío, eres asmático, ¿recuerdas? -

- Me da igual, lo voy a finiquitar y nunca más volveré a oler uno. -

- Estas enfermo... -

- Lo sé, pero solo necesito quemar el idolatrado simbolo que me ata a la quimérica cordura de mi existencia, para ser libre de cadenas y rieles. -

- ¿De qué narices me hablas ahora? Tío, hablas mazo chungo... -
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Love American.



Keep Loving. Keep Breathing. Keep Living.




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La vie en Rose.







- Funciones vectoriales... V1 por V2 es igual, es igual al producto de sus dos módulos, multiplicado por el coseno del ángulo que forman sus dos cuerpos... -

-Te veo muy puesto en funciones vectoriales... Dime si me equivoco. Tú vector está definido por un origen, pero sobretodo por una hinchazón orientada en un espacio vectorial... -

- Ciertos espacios vectoriales son más atractivos que otros... -

- ¿Crees que podrías profundizar en la teoría conmigo? -

- ¡Podría ser exponencial! -

- ¿Sueles repasar tú sólo? -

- Ajá... -

- Puedes quedarte ciego o sordo... -

Atrévete a quererme.
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2 dias.

Marion: Hola.
Jack: No te conozco.
M: ¿De qué hablas? ¿Estas borracho?
J: Estaba sentado en un burger, ¿vale? Haciendo manitas con un ángel antes de que prendiera fuego al local.
M: Un ángel.
J: No. No era gay. Era un ángel del cielo o un vegetariano esquizofrenico quizá. Odiaba la comida rápida. El caso es que me di cuenta de una cosa básica. Una cosa BÁSICA. No te conozco.
M: ¿No me conoces?
J: No.


Resumiré las cuatro horas de discusión que siguieron. No es fácil mantener una relación y mucho menos conocer verdaramente a la otra persona, y aceptarla tal como es con sus defectos y su pasado. Jack me confeso su temor a ser rechazado si lo conocía de verdad, si se mostraba totalmente desnudo. Jack había comprendido, después de estar dos años conmigo, que no me conocía en absoluto; ni yo a él. Y que para amarnos verdaderamente, teníamos que conocer la verdad el uno del otro, aunque a veces sea dificil de asumir. De modo que le dije la verdad, que nunca le había sido infiel. También le dije que habia visto a Mathieu aquella tarde. No se enfadó conmigo, porque no había pasado nada, claro. Le confesé a Jack que para mi lo más difícil es dedicir estar defnitivamente con alguien. La idea de que es el hombre que con el que voy a pasar el resto de mi vida, decidir que voy a hacer el esfuerzo de seguir, de solucionar las cosas y de no huir en cuanto surge un problema; me resulta muy difícil. Le dije que no podía estar con un hombre el resto de mi vida. Era mentira, pero lo dije de todas formas. Me preguntó que si era una ardilla que pensaba que los hombres eran frutos secos que se almacenan para el frió invierno. Me pareció muy divertido. Luego me dijo una cosa que me ofendió, el tono cambió drásticamente. Pero lo había entendido mal. Pensé que quería decir que ya no me quería y que quería cortar conmigo. Siempre me ha fascinado como las personas pueden pasar amarse locamente a no sentir absolutamente nada. Nada... Es muy doloroso. Cuando presiento que alguien me va a dejar, tiendo a romper la relación antes que tener que pasar por eso. Aqui esta, una más una menos. Otra historia de amor desperdiciada. A él lo quería de verdad. Cuando pienso que ha terminado, que nunca volveré a verlo... Bueno, nos encontraremos casualmente y conoceremos al nuevo novio o novia del otro y nos comportaremos como si nunca hubiesemos estado juntos. Luego, poco a poco, pensaremos menos en el otro hasta que lo olvidemos completamente. Casi... Siempre es igual. Cortar, deprimirme, beber, tontear, conocer un tío tras otro y follar para olvidar al verdadero amor de mi vida. Luego, después de unos meses de vacío total, volver a buscar el verdareo amor, buscar desesperadamente por todas partes. Y al cabo de dos años de soledad, conocer a un nuevo amor y jurar que será el definitivo hasta que también vuelva a perderlo.

Llega un momento en la vida, en el que no podemos recuperarnos de otra ruptura. Aunque esa persona nos fastidie el 60% del tiempo, no podemos vivir sin ella. Aunque se despierte todos los días estornudándonos en la cara. Bueno... Nos gustan más sus estornudos, que los besos de cualquier otra persona.
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De ninfula a mujer.



Cumples un año más, das otro paso en tu vida y sigues la senda que forja tu destino. No podría describir de ninguna de las maneras, el remolino de emociones que he vivido contigo. No cambies nunca.


Este año sí :)
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