El otro día, esperando a un amigo para ir a la universidad, me encontré con un grupo de señores de esos que siempre sonrien tanto y a los que tanto les gusta llamar a los timbres. Sí, testigos de Jehová. Pues bueno, el caso es que como no tenía nada mejor que hacer, no los hice escampar con un prominente "Si no es demostrable, no me lo creo" y accedí a coger una de sus trípticos. El panfleto en cuestión tiene una portada de lo más tierna, una familia caucásica, con pareja heterosexual, dos niños, dos perros y máximizando el ridículo: un loro. Todo esto acompañado de un titulo que reza: "¿Es de veras que las familias sean felices? ¿De qué manera?". Hasta ahí, todo bien (
guiño guiño ) o medinamente bien, ¿No? Pues la historia sigue, ¡Y como sigue! Parafraseo literalmente la parte del triptico que me llena de agonía:
Esposas: "Tengan profundo respeto a sus esposos" (Efesio 5:33)
La esposa contribuye a que la familia sea feliz si ayuda a su esposo a desempeñar sus serias responsabilidades. Este proceder se conforma con los deseos de Dios, que le dio la mujer para que fuera "una ayudante, como complemente a él"(Génesis 2:18). ¿Se da cuenta usted de lo beneficioso que es para la vida familiar que la esposa muestre respeto a sus esposo apoyando sus decisiones y colaborando con él en alcanzar las metas familiares?
Y ahora es cuando ya no me sorprendo cuando me pregunto por qué y cómo es posible, que en dos meses 14 cafres hayan asesinado a sus compañeras. Y me vienen a la mente preguntas e infinitas preguntas, sobre las señoras que predican la fe y las benevolencias de Jehová.