El hecho esta ahí. Querer o no querer es solo una reacción química necesaria. La pasión, el odio, el celo, incluso el orgasmo; podría decirse que es falso. Puro teatro, si así te escandalizas menos. Eso creía, al menos. O bueno, quería creer.
Te miro, contengo el aire y vacilo en mis algorítmicos pensamientos. Ya no eres aquella desconocida que encandiló la pervertida mente de este átomo inclasificable. Poco a poco y a golpe de sucedáneo de amor te has convertido en una melodía irrepetible e inconclusa en la pequeña partitura que representa mi vida. Silencios, in crescendo, harmonías, "allegros", "andantes" y demás peripecias músico-químicas llenan nuestra vida y adornan la pieza en la que somos simples notas apasionadas bajo la atenta mirada de una escandalizada clave de sol.
Tan solo dos pequeñas notas dando tumbos en una cama desgastada de pasión. Creando el acorde correcto a cada instante, en cada gemido, en cada cada exudación orgásmica, en cada beso, en cada jirón de la sábana; en un mismo ser, en cada anión y en cada catión, entre tus piernas, en mis brazos, dormido en tu pecho o perdido entre tu pelo, da igual como, cuando y donde, lo importante es sentirlo.